El COVID-19 transformó los procesos de muchos sectores. Estos cambios han sido más abruptos en economías en vía de desarrollo, en donde el desarrollo tecnológico y la implementación de tecnologías de la información es reducido. Desde las compras, que pasaron de hacerse en almacenes físicos a páginas en línea, hasta el trabajo que transitó de las oficinas al trabajo en casa. Los modelos han cambiado, y la educación no ha sido la excepción. De la noche a la mañana, colegios de todo el mundo cerraron sus puertas y millones de profesores tuvieron que cambiar sus métodos de enseñanza.
Los profesores, al igual que el personal de salud, se han convertido en figuras clave de la pandemia. Primero, por el impacto de la educación en el desarrollo de los jóvenes de todos los países. Segundo, por el papel que sus alumnos tendrán que jugar para reconstruir el mundo tras el COVID-19.
Según cifras de UNESCO para el 2020, se estima que 1.2 millones de estudiantes alrededor del mundo transitaron de una enseñanza presencial a una virtual. Sin embargo, como lo señala la OCDE, la enseñanza no es, a diferencia de otras actividades de intercambio, una experiencia transaccional entre un cliente o un consumidor; el aprendizaje “es una relación social que implica que los profesores se conviertan en diseñadores creativos de ambientes innovadores de aprendizaje”. Además, en el contexto de la pandemia, esta solución debe ser virtual.
Implementar una educación virtual requiere de habilidades duras que los docentes debieron haber adquirido durante su formación formal y que, además, demanda que haya una formación continua en las últimas tendencias en tecnologías. Sin embargo, según la Encuesta Internacional sobre Enseñanza y Aprendizaje de la OCDE 2018 (TALIS por sus siglas en inglés) en promedio sólo el 60% de los docentes encuestados recibieron formación en Tecnologías de la Información y Comunicación (TIC) para la enseñanza, mientras que el 75% de los profesores que terminaron su educación en los últimos 5 años, fueron formados en TIC. Las generaciones más recientes de profesores están mejor equipados para afrontar la educación virtual. Estos datos pueden verse en la siguiente gráfica.
La probabilidad de que los profesores antes de la pandemia permitieran a los estudiantes usar TIC en los proyectos o trabajos en clase aumenta si se ha recibido una formación previa en TIC. Por ejemplo, el 53% de los profesores encuestados permitió a sus estudiantes el uso de TIC para realizar trabajos en clase o proyectos, porcentaje cercano al promedio de docentes que recibieron formación en TIC para la enseñanza.
La implementación de la educación virtual también requiere de habilidades blandas. Sobre todo para el restante tercio de los profesores que no recibieron formación en TIC durante sus estudios de docencia formal. Los profesores tienen el gran reto de innovar en sus métodos virtuales de enseñanza, pero la hazaña más grande está en ser autodidactas. El autoaprendizaje les permitiría implementar estas nuevas tecnologías y tener una interacción más eficiente con los estudiantes en la nueva normalidad.
El reto educativo a largo plazo es indudablemente aumentar el número de profesores. El 30% de los docentes en los países encuestados por TALIS son mayores de 50 años, lo que implica que en la próxima década habrá un cambio generacional de la fuerza laboral docente puesto que se espera que uno de cada 3 profesores se retire. Por otra parte, el bono demográfico de la actualidad y de los próximos años implica que más estudiantes ingresarán al sistema educativo. Se necesitará de profesores que no sólo renueven la fuerza laboral, sino que además eduquen a los nuevos estudiantes que se espera ingresarán al sistema.
El presente de la educación – virtual sin excepción- requiere que la educación formal en TIC para los docentes se intensifique, mientras que los profesores que no recibieron formación en tecnología requieren de poner en práctica sus mejores habilidades como autodidactas para implementar en tiempo récord las clases virtuales. Una tarea titánica. El futuro de la educación, indiscutiblemente, necesita de un mayor número de profesores con una visión virtual.