Cuando aquella tarde Cecilia puso sobre la mesa la idea de que volviéramos a escribir, la ansiedad que llegó una vez pasada la euforia que acompaña la ilusión de un nuevo proyecto me llevó a una contundente conclusión: Salvador Mello encarna uno de los miedos universales a los que el ser humano se enfrenta irremediablemente en algún punto de la vida.
El protagonista de la magnífica cinta Dolor y Gloria (Almodóvar, 2019) retrata a un veterano director de cine refugiado en el olvido de un exilio auto-impuesto, quien en los dolores y padecimientos que le han acompañado toda su vida encuentra el pretexto ideal para no encarar el miedo tan grande que le da volver; volver a sí mismo, a la gloria que sus películas le consagraron, y a su deseo tan grande por crear. Si bien, la película tiene demasiados elementos en los que valiera la pena profundizar, es en el miedo a volver donde Almodóvar expone una de las angustias existenciales que más profundamente aquejan al ser humano y que, sin embargo, es una de la que pocas veces nos hacemos conscientes.
Sin importar si hablamos de un retorno a nosotros mismos, a nuestras pasiones y aficiones, a algo qué solíamos hacer y en lo que nos reconocíamos hábiles, a nuestros hábitos pasados, incluso a un lugar en el que fuimos felices, o quizás a alguien que escribió en nosotros un capítulo determinante en nuestra vida, hay algo que siempre ocurre: tras un período de distancia y ausencia, el pensar en volver despierta invariablemente una serie de paranoicos pensamientos y angustias, fundados en su mayoría en altas expectativas auto-impuestas – reales o infundadas – sobre cómo habría de ser el regreso. Ya sea pensados desde la mirada propia o ajena, la avalancha de ideas como “¿Y si el volver resulta en una decepción rotunda?”, acompañados de un carnaval de infinitos Quizás, puede llegar a ser paralizante, llevándonos a buscar refugio en pretextos para aplazar o desistir en nuestro retorno. Se antepone el miedo de una mala recepción al impulso inspirador que nos llevó a considerar el volver, posponiendo así el enfrentamiento con la realidad que implica el llevar a cabo la realización de un deseo del alma. Ya lo pedía el poeta argentino Homero Expósito en uno de sus tangos,“Déjame volver con el recuerdo de aquellas esperanzas del día que partí”.
¿Cómo habría entonces de superarse el miedo a volver? ¿De dónde vendría el valor de regresar a escribir luego de un año de ausencia al haber dejado atrás la seguridad que otorgaban las publicaciones quincenales del periódico universitario? Las innumerables horas libres que le ofrece el exilio a Salvador en el filme de Almodóvar tendrían la respuesta, presentada como una simple pero poderosa lección: para vencer el miedo a volver, hay que primero mirar hacia dentro, re-conectar con uno mismo y desde ahí, en el re-descubrimiento propio, ver nacer el valor para encontrar la inspiración de trazar de nuevo el camino.
Es justo por ello que, tomando provecho del encierro al que hemos sido condenados estas últimas semanas en el que la vida nos obliga a hacer una pausa, convirtiendo al tiempo en un recurso abundante, nos viene la oportunidad de volver a nosotros mismos, mirar hacia dentro y reencontrar en nuestra esencia todo aquello que hemos dejado de lado para, por fin, dedicarles el espacio que tanto hemos anhelado, dejando atrás miedos y barreras auto-impuestas.
Y es aquí donde nace la inspiración de volvernos a armar de tinta y retomar el Atril, espacio que buscará en sus próximas publicaciones – de la mano de talentosos columnistas, extraordinarias plumas invitadas y una magnífica labor editorial – reflexionar sobre la vida, la cultura y el mundo, para así encontrar junto a ti, querido lector, inspiración y belleza en este mundo que pareciera a veces hacerles de lado; convenciéndonos en cada columna que, como diría André Malraux, “La cultura hace al hombre algo más que un accidente del universo.”
Felicidades
@esopo95 Todo “volver” es una evocación, que detesta el presente y fabula el pasado, y que no sabe si éste fue mejor o peor: tal vez, sólo intertualidad. . . Felicidades! cc @LaraReVe Intenté dar RT+Comentario, twitter no me lo permitió
¡Profesor! ¡Qué gusto que nos esté leyendo! Muchas gracias por los comentarios.
Por cierto, ya resolvimos el tema de twitter.